UCAM – Celebración Unida de Pentecostés 

Desde hace varios años un grupo de comunidades menonitas en Argentina empezamos a pensar juntas la idea de construir un espacio de acompañamiento. Somos pequeñas comunidades distantes en diferentes localidades con desafíos comunes y particulares. Discernir juntxs los signos de este tiempo, a la luz del mensaje liberador de Jesús de Nazaret desde nuestra perspectiva como herederxs de la Reforma Radical fue uno de los motivos de nos convocó y animó a construir la UCAM (Unión de Comunidades Anabautistas Menonitas).

Las distancia entre una comunidad y otra es una de las dificultades que tenemos quienes conformamos este espacio, así que en este tiempo de pandemia, donde la virtualidad tomó un papel protagónico fue aprovechado para acordar encontrarnos cada dos meses y tener una reunión unida, es por eso que el domingo 23 de mayo tuvimos la Celebración Unida de Pentecostés. En esta oportunidad fue la Iglesia Menonita de Trenque Lauquen la encargada de dirigir la liturgia donde no faltaron la lectura del Evangelio, emotivas reflexiones, y variedad de cantos e himnos. Contamos también con la presencia de hermanxs del exterior (Colombia. Estados Unidos y Perú) y de otras comunidades hermanas. Luego de la reflexión bíblica, cada representantes de las distintas comunidades acercaron sus motivos de oración, y nuestro hermano Pablo Casado expresó los motivos de la IAMBA los cuales compartimos a continuación:

Somos, en general, comunidades pequeñas, integradas por apenas un puñado de personas. Esto permite conocernos bien personalmente, saber qué le ocurre al hermano, a la hermana, y que nos conozcan, llegar a la comunidad con nuestras alegrías y tristezas. Y somos, también, desde hace un tiempo, un puñado de comunidades que se han encontrado en este peregrinar nuestro y han descubierto que es mas lo que nos une que lo que nos separa. Por eso, estas intenciones que traemos desde Floresta, nacen desde lo particular, pero van hacia lo general, para que las comunidades hermanas de la UCAM no solo nos acompañen en oración, sino para que las sientan también como parte de sus propias intenciones. 

En primer lugar, traemos nuestros agradecimientos. Creemos que debemos ser agradecidos. Como herederas y herederos del ala radical de la Reforma Protestante, hacemos especial hincapié en el “Sola Gratia”. Las palabras ‘agradecimiento’ y ‘gracia’ tienen un origen común. Somos dichosas y dichosos por aquello que hemos recibido. Como creyentes, sentimos que esto es fruto de la divinidad en la cual depositamos nuestra fe. Pero también, como seres sociales, reconocemos que mucho de lo bueno se debe al entramado de relaciones, afectos, sentires y pensamientos que intercambiamos con quienes nos relacionamos. Por eso – sin desmerecer nuestras actitudes particulares – descreemos de la meritocracia individualista que se intenta imponer desde un determinado sector de la sociedad y de la dirigencia que la representa, y levantamos la bandera de la solidaridad completa: somos solidarias y solidarios, así como han sido solidarias y solidarios con nosotros y nosotras. Si algo bueno tenemos en nuestras vidas es un poco por nuestro obrar, pero mucho gracias a Dios y a las y los demás.

Traemos también ante la trascendencia todo aquello que nos supera y nos limita. Las preocupaciones, dolores, tristezas de nuestros hermanos y nuestras hermanas, su salud física, mental, económica. Todo eso afecta nuestras vidas en general. Y el sufrimiento de la otra o del otro no puede sernos indiferente. Pensamos en especial en las adultas y los adultos mayores, en la niñez, la juventud, las mujeres, aquellas y aquellos mas vulnerables en nuestra sociedad. Recordamos también a quienes están pasando hambre o situaciones económicas difíciles. Quienes están atravesando enfermedades y padecimientos físicos. Quienes están solas y solos. Hacemos nuestro estos dolores y angustias con sincera inquietud.

Pedimos por nuestras comunidades, por sus distintas actividades, no solo las religiosas, sino todas aquellas que incentivan y fortalecen la sociabilidad: actividades culturales, solidarias, de contención, de ayuda alimenticia y apoyo a quienes están necesitadas y necesitados.

Como iglesias de Paz, tenemos un pensamiento especial en aquellos pueblos víctimas de la violencia institucional. Recordamos especialmente a Colombia y Palestina, donde impera la muerte y la represión. Exigimos ya la suspensión de hostilidades, y la instauración de la Paz como fruto de Justicia.

Traemos el sufrimiento de nuestro pueblo, tan golpeado en los últimos años por políticas económicas que solo supieron castigar a quienes menos tienen, y ahora afectado por una pandemia que se siente aún más en los sectores de bajos recursos. En medio de tantas señales de muerte, con varios centenares diarios de familias impactadas por el Coronavirus, como militantes de la vida que somos, oramos por cada hogar en nuestro país afectado por esta contingencia, y rogamos y exigimos a los gobiernos – nacional, provinciales, municipales – dejen de lado las contiendas electoralistas y trabajen mancomunadamente por aliviar el dolor de las y los habitantes de nuestra patria. 

Somos seguidoras y seguidores de aquel que dijo “todo lo que pidan en mi nombre seles dará”, desde esa confianza elevamos nuestra oración.   

Al finalizar la celebración consensuamos entre todxs la fecha de la próxima reunión unida, quedando la responsabilidad de organizar la misma a la IAMBA para el mes de julio.

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