Un poco de historia

El anabautismo comienza en Suiza en 1525. Luego de un período de disputas con el reformador suizo Ulrico Zwinglio sobre el valor de la comunidad de creyentes y el bautismo de infantes, Conrado Grebel y su grupo de hermanas y hermanos proceden a rebautizarse. Es a partir de esta práctica de fe “disidente” que comienzan las persecuciones, encarcelamientos y ejecuciones por parte del Estado contra las y los fieles de este nuevo movimiento radical.

En 1536, y con ese marco, Menno Simons (que era hasta ese momento sacerdote) decidió unirse a los anabaptistas pacifistas. Menno desarrolló una exitosa labor pastoral en medio de la persecución. Participó en la organización de las congregaciones anabaptistas en Holanda, el norte de la actual Alemania y el noroeste de Polonia. Las congregaciones unidas al movimiento que contaba con la activa participación organizativa de Menno lograron consolidarse, aunque muchas veces tuvieron que peregrinar huyendo de un lugar a otro para defender su expresión y compromiso de fe cristiana. La influencia de Menno llegó a ser tan notoria, que sus adversarios comenzaron a llamarlas «menistas» o «menonitas», a manera de insulto.

Desde entonces las iglesias menonitas constituyen unas las iglesias no estatales más antiguas; surgieron a principios del siglo XVI como el «ala radical» de la reforma protestante.

Su radicalidad se manifestaba en propuestas tales como la separación entre Iglesia y Estado, el bautismo sólo de creyentes, la no violencia y objeción de conciencia a las guerras, y su insistencia en la naturaleza de la iglesia como comunidad de discípulos y discípulas de Jesús, sin jerarquías, comprometidos con la paz.

Si bien las/os menonitas han existido por 500 años, sus ideas e insistencia sobre la separación de iglesia y Estado tienen la misma importancia hoy en un período donde se intenta suprimir los derechos de individuos y comunidades disidentes.

Las primeras comunidades menonitas en Argentina se establecieron a principios del siglo XX principalmente en ambientes rurales.

La crisis de 1930 produce un éxodo del campo a la ciudad afectando a las pequeñas ciudades y pueblos donde los menonitas habían establecido sus iglesias. Dado que varias familias de diferentes congregaciones menonitas se habían mudado a la Capital Federal, se resuelve a partir de 1939 comenzar los trabajos para establecer lo que hoy es la Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires.