La Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires (IAMBA) es una comunidad de fe que acepta la invitación de Jesús a seguirle en el amor, paz y servicio. Busca y encuentra a Dios en la reflexión bíblica comunitaria, en el canto comunitario, en las relaciones de afecto, apoyo cuidado mutuo, en la celebración y en el compromiso creativo con el mundo.
Nuestra congregación tiene por objetivo nutrirse y apoyarse de manera integral en el acompañamiento mutuo, incluyendo la participación de todas y todos.
Nuestros procesos colectivos de toma de decisiones reflejan nuestro compromiso con la igualdad y la diversidad. Nos esforzamos por crear oportunidades para que cada una/o de las/os integrantes de nuestra comunidad exprese sus opiniones, prioridades y creencias.
Estamos comprometidas/os con el reto de mantener nuestros valores divergentes en tensión:
Somos una comunidad muy unida
que da la bienvenida al forastero/a;
valoramos nuestras muchas diferencias
y estamos unidas/os en sostener
nuestra identidad anabautista menonita;
honramos el viaje de cada persona
y nos comprometemos a viajar juntos/as.
Experimentamos el espíritu creativo de Dios que trabaja a través de la historia y el carácter de nuestra congregación. Buscamos una mayor conciencia de las necesidades sociales y espirituales de nuestra comunidad a nivel local y global.
«Honra al Señor con las obras de tus manos. (…) Pero cuando oigas que se trata de un pobre y simple grupito rechazado, despreciado y expulsado por el mundo, ¡incorpórate a él… Hijo mío, lucha por la justicia hasta la muerte» (“Carta a su hijo Isaías” Anneken de Jans, anabautista- 1539)
Las y los menonitas comparten las creencias centrales con las/os cristianas/os de las iglesias católicas, ortodoxas, protestantes y evangélicas, participando activamente en el Dialogo Ecuménico e Inter-Religioso.
Enfatizamos las conexiones entre la fe, las palabras y los hechos. Creemos que el bautismo y la membresía o participación en la iglesia deben ser voluntarias.
La fe y la práctica menonitas pueden resumirse en estas palabras:
«Jesús es el centro de nuestra fe;
la comunidad es el centro de nuestras vidas
y la reconciliación
es el centro de nuestro trabajo.»